miércoles, 4 de marzo de 2009

203 Guerra y paz

Me gustaría mucho verme de nuevo con 133, pero creo que tendrá otras cosas en su mente, aunque no paramos de hablar. Me dice que escriba algo de 203, pero en todo este tiempo no he logrado sintetizar nada sobre ella, y eso que vivimos juntos más de un año. Cambaría mil veces la paz de mentira que fue mi vida junto a 203, por la guerra de verdad que me imagino que sería mi vida con 133, pero lamentablemente, ella no quiere pelear... conmigo.
203 es una diosa de porcelana, venus en letargo, su belleza deslumbra, y luego te das cuenta que es el ondulante reflejo en el agua de una estatua inerte. De repente, cuando acecha el sexo, cobra vida, pero luego se sume en su sueño dorado de una vida ideal e irreal. No la pude despertar ni con un beso, con mil amores o todo mi tiempo. Cuando despertó, yo ya la estaba desahuciando de mi vida y de mi casa. No se puede construir un amor desde una sola orilla.
Sin embargo de 133 sólo me separa un charco de 90 kms y la mala leche que no tengo. El día menos pensado se va a enterar y la voy a traer hasta aquí arrastrándola por el pelo, como el troglodita que a ella le gustaría que yo fuese, pero en vez de carne, le daré de comer pescado crudo. El caso es que yo puedo ir un día a la otra orilla, pero para navegar juntos prefiero el centro del río. Es cuestión de encontrar un cauce común para hacer el viaje.

1 comentario:

  1. Si realmente quieres algo, díselo claramente.
    No hay nada que perder, todo lo contrario. Pase lo que pase, siempre ganarás.

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