sábado, 31 de enero de 2009

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Sus rizos tienen electricidad. Cuando te habla y cecea no puedes sino desear comértela. Con eso estaría diciendo que me gusta a secas, pero esa es simplemente su tarjeta de visita. Detrás de cada una de sus preguntas hay un eficiente archivador de sabiduría, y ya me dí cuenta cuando la conocí, tenía sólo 17 años y lo curioso es que no solo hacía preguntas, luego las procesaba y te hacía un feedback que te sentaba de culo. Pasado un tiempo le dije que tenía que aprender a volar sola, pero no me hizo caso de todo. Construyó un paréntesis entre nosotros que me dejó preocupado, pero de nuevo se dejó ver, con su vida lanzada a mil por hora en un tren que chirriaba y las vías desalineadas. A fin quiso dejar su nido y e irse de compañera de piso con 17, que es un sol. Ahora la luz que sale de ese piso deslumbra Madrid, supongo, no las he visto aun, pero tal y como me hablan, sale felicidad de esas palabras. Este es el momento de empezar a vivir de verdad, a luchar y sufrir, a disfrutar y respirar. No desaproveches la oportunidad.

321 no vino

Llamé a 321 para que viniese a verme, pero terminó muy tarde su reunión y me envió un mensaje diciéndome que me quiere.
Me llevo bien con ella, nos llamamos de vez en cuando y lo pasamos juntos en paz. Nos contamos lo que ha pasado durante el tiempo que no nos vimos, y comprobamos que pasan los meses y pasa lo mismo cada vez.
Ayer hablé a varias personas de mi soledad. La verdad es que sé que estoy adaptado a ella, que en realidad es lo que me gusta.
Pero a veces la saco a pasear y se me pasa por la cabeza que igual tanta soledad no es buena, y me planteo asociaciones de varios tipos, como la que empecé hace un mes con 11.
Le propuse trabajar conmigo, cuando en realidad yo deseaba compañía y me encontré con un lío tremendo. Confundimos todo y terminamos mal. Lo siento de verdad, no quise hacerle daño. Creo que está dolida pero en el fondo sabe que me porté muy bien con ella. Ahora tiene sus urgencias y seguro que soy su ogro. Espero que le vaya muy bien y su rana se convierta en príncipe. Hacen buena pareja.

Hoy hablé con 131

131 es lo más dulce. Nunca esconde su sonrisa y siempre aparca su tristeza en un garaje que nunca nos quiere enseñar, pero la vemos igual. Su tristeza me duele y a veces hace que llore. Creo que a veces, como a mucha gente que quiero, la he hecho llorar. Cuando mi mente necesita refugio, es a ella a quien llamo.
La encontré en Yahoo literati. Pero la conocí en un umbral a oscuras. Y me encontré con un espejo, con la Dra. Livingstone explorando sin miedo la selva, entrando en ella como si fuese el paraíso. Desde ese día una capa de mi corazón lleva su sonrisa.
Cuando me espera, se viste para la ocasión, y yo la encuentro con sus hábitos de fiesta cuando esperaba encontrarla en pijama. Me gustaría pasar una noche en pijama en su cama hablando de lo que hablan dos pequeños amigos, sentados sobre el edredón, haciendo planes, comentando sensaciones, devorando sonrisas.

PD.: 131 ha sido quien ha provocado que empiece este blog. Creo y espero que me será muy útil para encontrarme antes que me muera, y para vivir un poco más feliz de ser quién soy. Gracias.