domingo, 12 de abril de 2009

Levántate y anda


Llevo casi un mes, no en cama, pero para el caso, ha sido lo mismo. Una faringitis aliada con no sé qué alergia, me ha reventado las ganas y capacidad de trabajar.
Acabo de almorzar una paella riquísima y de decidir que no mañana, sino que de esta misma tarde no pasa. Arrancamos aunque sea sin gasolina. Deporte y trabajo al máximo, que hay y mucho, y además de los que gusta hacer, los retos.
Teniendo claro lo que he de hacer, me he propuesto también con qué ánimo hacerlo. Creo que es esencial que de ahora en adelante cambie un poco las formas, y le eche aun más talante al tono que empleo para comunicarme con la gente, en cualquier ámbito.
No es fácil, ayer una amiga que llevo en un rincón del corazón me presentó a una amiga suya, y en mi nueva faceta de comunicador con talante, me pasé de gracioso y me llevé un solemne portazo en las narices. Si ella se pasó tres pueblos, que lo hizo, me da igual, no me va a consolar saber que yo tenía razón. Lo que me he propuesto es andarme al loro para no dar pie a este tipo de situaciones.

viernes, 10 de abril de 2009

la hoguera de las vanidades


Míralos, como reptiles,
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa
maquillajes de ocasión;
siguen todos los raíles
que conduzcan a la cumbre,
locos por que nos deslumbre
su parásita ambición.
Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
mas que nausea dan tristeza,
no rozaron ni un instante
la belleza...
....el que trepe a lo más alto, ponga a salvo su cabeza...

Hablaba Aute seguramente de los que vendían libertad y nos metieron en la cárcel de sus propias ambiciones.
La ambición no deja ver la belleza, pero eso sólo ocurre cuando consigues lo que ambicionas... o en el camino. Antes pudiste ser alguien sensible, incluso hiciste apología de todo lo que alimenta el alma, se te hinchaba la boca con libertades, amor, generosidad, solidaridad. Pero decidiste pasarte al lado oscuro por puro cambiar de aires por un día, y las lentejuelas de la ambición te sedujeron.
Mi duda está en si en tu torre de marfil puedes ver la belleza, o si aun viéndola, ya no te emociona tanto como estar en la cima.