domingo, 29 de noviembre de 2009

Vértigo

¿Por qué se juntan dos que no tienen nada en común?
¿Qué tiene de bueno intentar unir dos caracteres diferentes, dos formas de bromear, de mostrarse ante los demás, de vivir, de escuchar, de hacer el amor?
¿Estamos tan tan solos que preferimos algo que no nos guste, únicamente porque parece mejor que nuestra soledad?
Al conocer a alguien al que deseamos acercarnos con franqueza, no valen los simulacros que nos garantizan la dignidad, ni las comedias que nos liberan de la incertidumbre, vale simplemente mostrarse como uno es, dejando incluso aflorar sus carencias y debilidades, porque forman parte de uno mismo, de la esencia que se supone que estamos brindando al otro.
Oliverio decía que no soportaba la mujer que no sabe volar.
Yo sólo espero que la persona que esté conmigo entienda que esas alas son la libertad de sentirse y mostrarse como verdaderamente es uno mismo, el vértigo de parecer bien o mal al otro, pero parecer lo que se es.
La persona que no se atreve a despegar el suelo que asegura sus emociones, las que controla, nunca podrá experimentar las emociones que disfruta el otro, nunca podrá disfrutar plenamente de él/ella, porque sigue amarrada al terreno que domina, pero que no logra abandonar para conocer nuevos horizontes emocionales.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Hello, like before


Han pasado muchas cosas en estos meses y he ido dando tumbos buscando mi lugar después de estar con un pie en el abismo. Caminando se hace camino y el movimiento se demuestra andando. He tenido tiempo para reflexionar y a la fuerza ahorca la vida.
Le debo mucho a algunas personas que han cuidado de mí durante este tiempo, y voy a intentar no defraudarlos. Uno no puede, después de esto, tirar la toalla.
Gracias a todos.
Hoy y ayer, como antes, hablábamos 131 y yo.
Y hablando y recordando lo que sentía, reescribí mis sensaciones con ella.
Ella es el camino que elegí no tomar cuando llegué al cruce, una senda que se me muestra nítida desde mi ventana y algunas veces ansío tomarla, aunque otras prefiero contemplarla desde la salvadora atalaya de mi soledad. El espacio que nos separa es nuestro carácter, un trecho borroso y nublado que últimamente preferimos no saltar, pero desde el que adivinamos mucho mejor al otro. Un día nos descubrimos en la oscuridad de un umbral y creo que seguiremos en él, quién sabe.
Tan lejos, tan cerca, pero tan dentro de mi corazón.