domingo, 15 de marzo de 2009

Genes y autocrítica

Cuando dos personas hacen un trato, y AMBOS salen perdiendo con el mismo, no es lícito que al hacer la liquidación, una de ellas intente perjudicar aun más a la otra autoconvenciéndose de que el otro es el culpable de que ella misma salga perdiendo.
La imposibilidad de hacer autocrítica sobre lo que ha ocurrido, de ver sólo lo malo que hace el otro, produce una escalada de violencia verbal donde lo poco bueno que hubiese podido haber entre ambas partes, desaparece en un agujero negro.
La clave es la autocrítica.
Claro está, en ciertos ámbitos sociológicos, esa palabra es sinónimo de discapacidad psíquica. Conozco un país que tal y como se comporta prácticamente la mayoría de sus ciudadanos, la palabra autocrítica debe de estar en el código penal, con la apostilla de que si se descubre a algún conciudadano ejerciendo tamaña aberración, se le detenga inmediatamente y se le recluya en una "institución", quedando claro que antes debe sufrir el escarnio público de ser publicado su caso para que a nadie se le ocurra una subversión de tal magnitud que pudiese alterar el indeleble código genético de la raza que puebla ese país.

1 comentario:

  1. Es que es mucho más fácil echarle la culpa al otro, así de sencillo.
    Realmente no soporto la palabra "culpable", prefiero ser responsable con mis actos y consecuencias.

    Y estoy como siempre, así que no me eches de menos :-)

    Besos,

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